sábado, 21 de septiembre de 2013

Matar al mensajero

Artículo de opinión de Jesús Vicente Patiño Puente 
En la antigua Persia y otras tiranías de la Antigüedad era costumbre matar a quienes llevaban malas noticias a la Corte, pensando que los mensajeros que traían malas noticias eran de mal agüero. La verdadera utilidad de esta bárbara costumbre era que los déspotas se aseguraban de que el pueblo no conociera los fracasos de sus gobernantes, y que la población permaneciera en la ignorancia, sin conocer los errores del poder, ni sus tejemanejes. Así, la culpa de todo lo malo la tenía el mensajero, no el culpable real.
Estos días estamos asistiendo en Segurilla a un episodio parecido: los males que arrastra Segurilla por culpa de sus gobernantes se pretenden esconder pidiendo la cabeza de quienes están poniendo en evidencia esos errores.
A todos los habitantes de Segurilla se nos cayó la cara de vergüenza al ver a nuestro pueblo en un programa de la televisión basura. Pero, ¿qué esperábamos? Kiko Rivera es uno de los protagonistas cotidianos de la prensa rosa. ¿Alguien se pensaba que esto pasaría desapercibido? En este mismo blog, en un artículo del 7 de septiembre, titulado ¡Menudo Ecce Homo!, se puede leer:
“La gente se hubiese conformado con algo que, por lo menos, no insultara al buen gusto ni convirtiera a Segurilla en el centro de atención de la prensa rosa tirando a color basura.”
Muchas personas sabíamos que esto podría pasar, que nuestro pueblo corría el riesgo de convertirse en el hazmereír de la comarca, en esencia porque la prensa rosa es, por naturaleza, sensacionalista y manipuladora, es pura prensa basura. También lo sabía el alcalde, y los miembros del equipo de gobierno del Ayuntamiento. Y todo el pueblo. Pero poca gente se atrevió a levantar la voz para pedir que no se contratara a este personajillo. ¿Qué pasa ahora? ¿Es que la culpa de esto la tienen, precisamente, quienes se opusieron desde mucho tiempo atrás a que esto ocurriera? 
Alguien ha llegado a decir en una conversación de Whatsapp, refiriéndose a Izquierda Unida de Segurilla, que “por echarle mierda al ayuntamiento se la han echado al pueblo entero”. Sin embargo, la realidad es muy diferente: no ha sido IU quien ha contratado a Kiko Rivera, sino quien se opuso a ello, precisamente por las consecuencias que podía tener y que al final, por desgracia, han ocurrido.
También se culpa a IU de que Tele5, el canal de televisión nacional más casposo, cutre y rancio (después de Intereconomía), haya venido al pueblo a enmerdar y a dividir. Tele5 vino a Segurilla por Pakirrín. Los buitres tienen por costumbre acudir a la carroña, y nuestro Ayuntamiento la ha servido en bandeja, en forma de Paquirrín. Por cierto, cuando el equipo de Tele5 entrevistó a nuestro querido alcalde, le preguntaron que dónde vivía la coordinadora de IU (cosa que, por cierto, Pablo Barroso se negó a hacer, ¡mira tú qué elegancia!). ¡Lo enterada que estaría IU de que las cámaras del Programa de Ana Rosa estaban en Segurilla, oye! 
, quieren matar al mensajero. Pero hay un problema: esta vez, el mensajero no está indefenso. Franco ya murió hace tiempo, y vivimos en Democracia, aunque les pese. Y en Izquierda Unida no vamos a bajar la cabeza como ovejas indefensas. Vamos a criticar todo lo criticable, a mejorar todo lo mejorable y a implicarnos en todo aquello que precise compromiso, porque es el único camino para que Segurilla mejore y avance, desde una posición constructiva, pero firme.
Y, por desgracia, en una sola cosa tenían razón los de Tele5: Segurilla está dividida. Pero no en las relaciones entre los vecinos, ya que por fortuna, en cuanto a convivencia, nuestro pueblo es una piña. Ni por una chorrada como Kiko Rivera: está dividida entre los que cierran los ojos ante los males que corroen nuestro pueblo y entre quienes estamos dispuestos a ponerles remedio.
Entre quienes han estado haciendo en Segurilla lo que les venía en gana y quienes nos negamos a aceptarlo.
Entre quienes tienen miedo de remover nada y prefieren callar y pedir favores y entre quienes pensamos que mejorar es posible y nos ponemos manos a la obra.
Entre quienes tiran la piedra y esconden la mano y entre los que decimos las cosas de manera abierta y a pecho descubierto.
Entre el caciquismo y el progreso.
Entre el miedo y la esperanza.
Que cada cual elija su bando.

2 comentarios:

  1. Las críticas que se están vertiendo sobre mi persona las respeto, pero he de decir que algunas resultan inaceptables, tales como que no quiero a mi pueblo, y por tanto, a mis vecin@s y amig@s. Eso no lo puedo aceptar, porque simplemente si hablo en alto es porque el pueblo me importa, y me importa que nos gastemos el dinero público, de tod@s y para tod@s, en contratar un artista con el que no estoy de acuerdo. Por todos es criticado que estando en discordancia con la actuación de Kiko Rivera estuviese ese día en la Plaza Mayor, pues bien, no hace falta explicar que eso mismo, estoy en la Plaza Mayor de mi pueblo, protagonista indiscutible de las fiestas segurillanas, y por tanto, como buena segurillana disfruto de éstas y de sus orquestas, por lo que no tengo porque marcharme de la plaza porque comience dicha actuación, porque sencillamente, estoy disfrutando de mi plaza, de mi orquesta y de mi gente, y con este hecho no contribuyo a nada malo ni bueno. Por otro lado, parecería una aberración hablar del tema sin haber estado en el lugar de los hechos, pero yo sí estuve, por tanto, me puedo permitir decir lo que vi y lo que sentí.
    No podemos olvidar que la televisión enfoca las cosas como quiere, cuando se habla de Segurilla dividida duele, pero como dice un compañero, Segurilla en cuanto a convivencia es una piña, somos amigos y vecinos de toda la vida.

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  2. María, estoy totalmente de acuerdo. Algunas críticas pueden ser respetables. Otras, en cambio, son simplemente inaceptables. Soy de la opinión de que no ofende el que quiere sino el que puede. Y lo que hasta ahora he leído sobre lo que se ha convertido en el evento del año, francamente, no puede.

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